El signo colectivo

El lenguaje es una convención colectiva, comunitaria, hay una serie de eventos que nos reúnen entorno a las distintas formas linguísticas, ahí, en los movimientos, en las palabras, en los sonidos y las formas podemos encontrarnos, sí, lo hacemos intuitivamente todo el tiempo, pero qué sucede cuando los procesos no son intuitivos, qué sucede cuando un grupo de personas decide reunirse entorno a la expresión, decide gestionar colectivamente una transformación linguística, simbólica, qué pasa cuando un grupo de artistas, por decir algo, se reúnen entorno a un espacio, una antigua estación de tren, una exbase militar, por decir cualquier otra cosa, y tratan de imaginar colectivamente ese espacio y su refracción, el espacio espejo, el espacio resonancia, qué pasa cuando tratamos de ponernos de acuerdo, ¿ponerse de acuerdo?, no, quizá no sea ese el término, quizá ese grupo de personas no están poniéndose de acuerdo, están, simplemente, encontrándose, y ahí, cómo hacemos para convertir el encuentro en signo y en comunidad.

Un punto de vista muy práctico exige a ese grupo de personas diseñar metodologías acorde a las necesidades y procesos que tienen que ver con ellos y con ese espacio en el que se encontrarán, metodologías que hablan de procesos, documentaciones, un libro de notas del cual pueda salir luego una obra (reto de sistematización, reto de sincronías, reto de trabajo de reloj).

Un punto de vista más simbólico exigirá otro tipo de habilidades, procesos formativos, procesos de diálogo, escucha, escucha de las voces, las de la comunidad, las de las paredes, las de la historia, las del grupo de personas que buscan encontrarse en ese espacio. Es posible la colectividad, es posible la singularidad, habrá que confiar también en el talento de estas personas que se reúnen, en su capacidad de detectar de entre las sombras de la caverna cuál es cuál y donde empezamos nosotros.

¿cómo se imagina polifónicamente?

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